Hay que reconocerlo. Las recetas con crema son más ricas. Lo que sea, con crema de leche sabe mejor. A veces pienso que es como un atajo culinario, un comodín que nos hace quedar bien.
Pero hay ciertas combinaciones que no hacen más que potenciarla, ciertos ingredientes que la elevan a algo todavía mejor. Por ejemplo, la cebolla doradita (cebolla y crema es la salsa con la que mi mamá nos sirve los barenekes el día del padre 🤤). Espinaca o acelga. Queso. Jamón. Pollo.
Así que con amigos para compartir el domingo lluvioso, salió esta receta, un poco simil a esos «fetuccini Alfredo» que veo en los blogs de recetas de USA, pero con mi versión en la cabeza.
Spoiler alert: esto termina en siesta.