Palak Paneer – Crema hindú de espinaca y ricota prensada

Cuarentena. Encierro. Desear salir a comer a los «lugares de siempre». Se ve que en estos anhelos lo indio pegó fuerte. Creo que en menos de un mes salió el naan, el butter chicken y el palak paneer. Básicamente lo que siempre pedimos cuando vamos a comer este tipo de comida. Típico, pensar que la próxima vez voy a cambiar, a pedir otro curry; pero llega el momento y me acuerdo de la textura sedosa casi aterciopelada de ese puré de espinacas tan rico, tan lleno de notas de distintas especias, combinado con esos pedacitos de queso ricota que cortan el otro sabor y meten una nueva textura… mojando el pancito, o acompañando con arroz… o simplemente metiendo la cuchara en esas cazuelitas tipo bronce tan lindas y tan mágicas (cuando llegan parece que es poquísimo, después es casi imposible terminar su contenido).

Así que armamos esta receta, después de investigar un poco en internet, palak significa espinaca y paneer es el quesito, y sorprendentemente, es super fácil de hacer. Si tienen ganas pueden hacer el paneer de cero a partir de leche (recomendable, muy divertido!), de esa parte obvio se encargó Claudio, y lo hicimos de una noche para la otra.

Así que si les gustaron las otras dos recetas, o quieren hacer algo rápido y fácil pero realmente delicioso, los invito a seguir leyendo.
Sino, se quedan con la foto.

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Pollo a la Manteca (indio) / Butter Chicken / Murgh Makhani

Seguimos con el viaje gastronómico a la India. Se supone que este plato lo inventó un cocinero de allá al que le había sobrado pollo al tandoor o tandoori (ese horno de arcilla tan de otros lados), y para que no quedara pollo seco (ustedes saben) creo esta increíble salsa a base de tomate, especias y crema, de una textura tan suave que pareciera a base de manteca.

Junto al Palak Paneer (un curry de espinacas y ricota prensada), son mis dps favoritos (tampoco es que me probé todo), pero cada vez que comemos este tipo de comida, no puedo dejar de quererlos.

Es fácil de hacer, como cosa «rara» solo necesitamos la especia garam masala, una mezcla de especias a su vez, que podemos conseguir fácilmente en la dietética, las demás claro que suman pero no son tan protagonistas.

La combinación del pollo marinado, que ya tomó sabor, luego cocido y dorado, mezclado con una salsita de tomate, es maravillosa. Por supuesto que la crema hace que todo quede más rico… plato ideal para lucirse con algún comensal en el que se tenga particular interés, o para hacer algo distinto en esta época de cuarentena.

Si pudiéramos y estuviésemos especialmente motivados, terminar mojando un naan en la salsita no tiene precio. Sino, solo con arroz también es increíble.

Les dejo la receta!

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Naan (pan chato indio)

Nunca fui a la India. Me encantaría en algún momento poder conocer, paisajes y gastronomía. Algo que si se es que tienen un montón de tipos de pan, y un montón de panes chatos (algunos de los más escuchados, o que sirven en los restaurantes indios acá, son por ejemplo, el rotti, el chapati, o el naan).

El naan me llegó casi de casualidad, creo que vi una receta en internet, hace muchos años, y me encantó porque tenía yogurt, miel, y cilantro. Y obvio, las fotos eran divinas. Así que hice, medio sin saber ni cómo era el «original», y estuvo tan rico que una noche salió una cena con amigos interconectados que incluía curry de cordero (con el curry directamente traído de la India), arroz basmati (también algo nuevo para mi, todo elegante, largo y fragante), y mi aporte, el naan.

Los indios lo hacen en el tandoor, una especie de horno en el que pegan los discos de masa cruda en las paredes hasta que se asan, pero esta receta obviamente no, y su forma de cocción es a la sartén, de modo que es práctica, rápida y hasta divertida, porque vemos todo el proceso de transformación en nuestras narices.

Obvio que la receta está adaptada, me gusta que es rápida, lleva ingredientes que en general tenemos en casa, y se pueden hacer sustituciones.

La masa es pegajosa, pero si mantenemos siempre una capa de harina entre la superficie en la que se apoya y la que la toca (mesada, manos, palo de amasar), no vamos a tener problema.

Así que si les tentó, anímense, es fácil y realmente vale la pena probar estos pancitos chatos con gustos a otros lugares, y viajar por un ratito, aunque sea desde lo sensorial.

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Laddus (o mantecol hindú)

Como toda la comida de aquel restaurant hindú- vegetariano,  cada vez que probaba algo era delicioso y yo no tenía ni una pista de cómo estaba hecho.  Casi mágico.  No tuve mas opción que hacer el curso de cocina en el mismísimo restaurant. Pero resulta que la última clase, la de postres, magia hecha dulce, me agarró de vacaciones. Que mal! Por suerte conseguí las recetas, y un tiempo después, un “cocinero experto” me mostró el secreto del Laddus, especie de Mantecol, pero hecho con harina de garbanzos, mucho mas rico y menos empalagoso. Con un poquito de cardamomo, especia especial y controvertida, nueces, almendras y coco rallado. Quien hubiera pensado que es un hermano dulce de la fainá! No es difícil, solo requiere paciencia ya que vamos a tener que estar revolviendo y ocupándonos casi con dedicación exclusiva, con la cuchara de madera haciendo de varita mágica. Pero vale la pena. Ideal para el invierno. Se puede hacer en pelotitas o cortarlo tipo turrón. Acá les va el secreto.

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