Falso Lomo Saltado

Antes que nada aclarar. Esta no es una receta de lomo saltado (ceci n’est pas une pipe?), el emblemático plato peruano que tan delicioso es. No tiene papas fritas ni cilantro, ni ese ají amarillo tan especial que lleva el original. Definitivamente, no es ese lomo saltado que probé por primera vez en la mitad de la nada en el trekking de Salkantay a Machu Picchu, en una mesa improvisada en unas montañas hermosas un día soleado y perfecto, y donde identifiqué ese sabor fragante del cilantro como típico de la gastronomía de este país que tanto deleita al mundo.

Si es una inspiración, también deliciosa, hecha una noche post-trabajo e intra cuarentena (ambos datos no menores), donde ya quedaban pocas ganas de nada y menos aún tiempo para invertir.

Si tenemos un pedacito de carne cocida o semi cocida (por ejemplo sobrante de un asado) freezada, o lo mismo cruda, el resto de los ingredientes (ají rojo o verde, cebolla, tomate, arroz, salsa de soja y vinagre), suelen estar presentes en los hogares argentinos. Y así resolvemos con un plato riquísimo, sano y con un gustito único que nos puede hacer pensar (casi) que estamos comiendo afuera.

El agregado del repollo, para variar, solo mejoró las cosas.

Así que si se tentaron hasta acá, solo queda seguir un poquito para ver las instrucciones de esta creación, que les aseguro los dejará, a ustedes y a quienes lo prueben, con la panza llena y el corazón contento.

Última aclaración: efectivamente, es saltado y no salteado. 🤷🏾‍♀️

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Falafel al plato

Noche de viernes. Vienen Lau y Martin a cenar. Queremos un plato fresco, con opciones, que se pueda acompañar de cerveza bien fría.

Y el elegido (con anticipación), es falafel.

Este plato de origen árabe, en forma de pelotitas de garbanzos fritas, tiene muchas ventajas.  No es difícil de hacer,  es una gran opción si alguien de nuestro entorno es vegetariano,  es sano, económico y sobre todo, riquísimo.

Es divertido ya que podemos servirlo con mil combinaciones,  en pan de pita o al plato,  con su clásica salsita de tahine, agua y limón,  con humus,  con vegetales frescos…  Siempre tenemos la opción de innovar y redescubrir el gusto suave pero imponente, y compartirlo con los que queremos,  ya sea comiendolo o preparandolo con nuestras propias manos.

Esta vez fue al plato (se acerca el verano?), acompañado de babaganoush (pastita de berenjenas), muhamara (pastita de morrones), y un par de ensaladitas.

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