Antes que nada aclarar. Esta no es una receta de lomo saltado (ceci n’est pas une pipe?), el emblemático plato peruano que tan delicioso es. No tiene papas fritas ni cilantro, ni ese ají amarillo tan especial que lleva el original. Definitivamente, no es ese lomo saltado que probé por primera vez en la mitad de la nada en el trekking de Salkantay a Machu Picchu, en una mesa improvisada en unas montañas hermosas un día soleado y perfecto, y donde identifiqué ese sabor fragante del cilantro como típico de la gastronomía de este país que tanto deleita al mundo.
Si es una inspiración, también deliciosa, hecha una noche post-trabajo e intra cuarentena (ambos datos no menores), donde ya quedaban pocas ganas de nada y menos aún tiempo para invertir.
Si tenemos un pedacito de carne cocida o semi cocida (por ejemplo sobrante de un asado) freezada, o lo mismo cruda, el resto de los ingredientes (ají rojo o verde, cebolla, tomate, arroz, salsa de soja y vinagre), suelen estar presentes en los hogares argentinos. Y así resolvemos con un plato riquísimo, sano y con un gustito único que nos puede hacer pensar (casi) que estamos comiendo afuera.
El agregado del repollo, para variar, solo mejoró las cosas.
Así que si se tentaron hasta acá, solo queda seguir un poquito para ver las instrucciones de esta creación, que les aseguro los dejará, a ustedes y a quienes lo prueben, con la panza llena y el corazón contento.
Última aclaración: efectivamente, es saltado y no salteado. 🤷🏾♀️